En estos tiempos volar se hace cada día más
pesado, muchas horas de antelación en el aeropuerto, más controles de seguridad
y peores servicios.
Si a todo esto le agregamos volar con niños, especialmente
menores de tres años, la travesía se puede convertir en una verdadera
pesadilla.
Reconozco como madre que para los que están en un
avión los niños no son una compañía agradable, son ruidosos, molestos, patean los asientos, gritan,
lloran, vomitan y siempre quieren mirar o tocar a quienes no conocen, pero la
vida es así , está llena de cosas que no nos gustan.
Las personas
que viajan deben asumir que como no están volando en un avión privado tienen
que soplarse a los niños, así como a
otros pasajeros quizás más insoportables aún, no hay opción.
Sara, la hija menor de Mary, 1 año y ya vuela. |
Con esto no
digo que los pasajeros que no tienen hijos tienen que aguantar así porque sí a niños malcriados o, mejor dicho, a
padres que no los ponen en su sitio y que con frecuencia se hacen los locos y
se escudan en la sonrisita de “lo siento, son niños”.
Eso sí, que si hubiera vuelos solo para padres con hijos estoy segura de que muchos se
apuntarían para no tener que ver la cara del resto que nos miran como
apestados.
Sé de aerolíneas como Ryanair que han preguntado a
sus pasajeros si preferirían vuelos “child free” y, por supuesto que la
respuesta ha sido positiva, así tengan que pagar más por sus pasajes.
Otras lo han puesto ya en práctica como Singapur Airlines, Air Asia y Malaysia Airlines que ofrecen secciones donde
no se admiten menores de 12 años.
El sueño de muchos
de volar si no en aviones sin niños por lo menos con secciones libres de ellos
está cada día más cerca, así ellos no se amargan el viaje y todos llevamos mejor el
asunto.
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