La suerte, Eduardo Tokeshi |
Cerramos los años con la esperanza de
que el siguiente será mejor, no sólo porque confiamos en que la suerte se
pondrá de nuestro lado sino porque nos llenamos de buenos propósitos que
pondremos en marcha nada más empezar enero.
Pero así como decía Don Juan
Tenorio con su famoso “que largo me lo
fías”, es decir, que ya veremos hasta que pase, nosotros mismos nos engañamos
con nuestros propósitos, total, tenemos 12 meses por delante para cumplirlos.
Quien no se ha propuesto ir al
gimnasio, bajar de peso, aprender algo nuevo, hacer el viaje tantas veces
pospuesto, dejar de comunicarse por las redes y hacer un esfuerzo por encontrarse
cara a cara con sus amigos.
Son muchas las resoluciones pero como
un globo se van desinflando a medida que pasan los meses.
Está claro que quien mucho abarca, poco
aprieta, y confieso que me ha costado aprenderlo.
Por eso, desde hace unos años me pongo
solo una o dos metas, realistas pero no por ello menos difíciles; dos propósitos que necesitan un trabajo diario
durante todo el año hasta convertirse en hábitos que rendirán frutos en otros
aspectos de mi vida.
Por ejemplo, el año pasado fue volver
al gimnasio, ir tres veces por semana por lo menos el 80 % del año, y…
estrellita en la frente, lo he logrado. No solo eso, sino que ahora es
realmente un hábito que disfruto y ya no lo siento más una obligación.
Este año me he propuesto dar un pasito
más y hacer un par de veces, además del gimnasio, un poco de cardio, empezando
con 20 minutos, no parece difícil, ¿no?
Mi otra resolución es organizar mi
trabajo en periodos de tiempo sin distracciones, esto es nada de mirar redes,
ni teléfono, ni poner una lavadora. Solo con un horario, focus y cumpliéndolo
se puede trabajar desde casa.
Así que esta es mi verdad sobre la
resoluciones, después no lo achaquemos a la suerte.¿Cuál es la tuya?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario